viernes, 30 de agosto de 2013

El Carpintero


    El Carpintero

Orlando Goicoechea reconoce las maderas por el olor, de qué árboles vienen, qué edad tiene, y oliéndose sabe si fueron cortadas a tiempo o a destiempo y les adivina los posibles contratiempos.
Él es carpintero desde que hacía sus propios juguetes en la azotea de su casa del barrio Cayo Hueso. Nunca tuvo máquinas ni ayudantes. A mano hace todo lo que hace, y de sus manos nacen los mejores muebles de La Habana: mesas para comer celebrando, camas y sillas que te da pena levantarte, armarios donde la ropa le gusta quedarse.
Orlando trabaja desde el amanecer. Y cuando el sol se va de la azotea, se encierra y enciende el video. Al cabo de tantos años de trabajo, Orlando se ha dado el lujo de comprarse un video y ve una película tras otra.
- No sabía que eras loco por el cine- le dice un vecino.
Y Orlando le explica que no, que a él el cine ni le va ni le viene, pero gracias al video puede detener las películas para estudiar los muebles.




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